“Ikigai” combina las palabras japonesas “iki”, que significa “vida”, “estar vivo” o “vivo”, y “gai”, que significa “beneficio” o “valor”.
Es decir, es un concepto que resume aquello que da valor, sentido o propósito a tu vida.
Se dice que el ikigai se desarrolló a partir de los principios fundamentales de salud y bienestar de la medicina tradicional japonesa. Esta tradición médica sostiene que el bienestar físico se ve afectado por la salud mental-emocional y el sentido de la vida.
El concepto de ikigai implica un sentimiento de satisfacción y salud óptima derivado de la realización de actividades que proporcionan placer a las personas. Esta mayor sensación de bienestar está estrechamente relacionada con la gratificación que se obtiene al abrazar las propias pasiones.
Los japoneses tienen una idea antigua y familiar de esta herramienta, que puede traducirse como “una razón para levantarse por la mañana” o, más poéticamente, “despertar a la alegría”.
El ikigai también puede asociarse al concepto de flujo, que se produce durante una serie de “momentos cumbre” o esos instantes en los que nos encontramos en nuestro mejor momento.Estos momentos excepcionales se experimentan normalmente cuando una persona lleva voluntariamente su cuerpo y su mente al límite en pos de un objetivo desafiante y que merece la pena.
Puede decirse que estás en estado de flujo cuando te dedicas sistemáticamente a actividades que disfrutas y en las que eres hábil, beneficiando potencialmente a otros en el proceso. En este escenario, se podría argumentar que el flujo está alineado con el concepto de ikigai o las actividades que aportan sentido y finalidad a nuestra existencia.
Es imprescindible mencionar que el ikigai suele abarcar algo más que el propósito personal y la realización en la vida, y tiene en cuenta a los demás y a la sociedad en su conjunto.
A lo largo de la historia, ha habido algunos cambios en su significado, pero, en términos generales, el ikigai se describe a menudo como una búsqueda dual, que no sólo beneficia a uno mismo.
En última instancia, el ikigai confiere sentido, propósito y plenitud a la propia vida, al tiempo que beneficia a la sociedad en general.
Se dice que cada individuo posee un ikigai, una intersección única de pasión, talento y potencial para beneficiar a los demás.Sólo es cuestión de encontrarlo. El viaje para encontrar tu ikigai puede exigir sacrificios específicos, como mucho tiempo, una profunda autocontemplación y un duro trabajo dedicado, aunque es alcanzable para cualquiera que se embarque en él.
El conocido concepto de ikigai gira en torno a la búsqueda de un propósito en la vida que abarque tanto la dimensión personal como la social, y está representado por el conocido diagrama del ikigai.Este diagrama muestra esferas superpuestas que abarcan:
- Lo que amas
- En qué eres bueno
- Lo que el mundo necesita
- Por lo que te pueden pagar
Primera esfera: lo que amas
Esta esfera abarca las actividades o experiencias que nos proporcionan la mayor alegría en la vida y nos hacen sentir más vivos y realizados. Las actividades que nos alegran a este respecto pueden ser navegar, escribir poesía, escalar, cantar en grupo, leer novelas históricas, pasar el tiempo libre con amigos, etc.
Lo que importa es que nos permitamos contemplar profundamente lo que amamos, libres de las preocupaciones que rodean a nuestra competencia, su valor social percibido o su potencial de ingresos.
Segunda esfera: en lo que eres bueno
Esta esfera abarca todo aquello en lo que destacas, desde las habilidades que has aprendido hasta las aficiones que has practicado y los talentos que has demostrado desde chiquito.
Tercera esfera: lo que el mundo lo necesita
El término “mundo” puede referirse a la totalidad de la humanidad, a una pequeña comunidad con la que interactúas o a algo intermedio. Tu visión de lo que el mundo necesita puede estar moldeada por tus propias impresiones o por las necesidades expresadas por otros.
En este aspecto del ikigai, la atención se centra más explícitamente en conectar con los demás y hacer el bien por ellos, más allá de las propias necesidades.
Cuarta esfera: por lo que te pueden llegar a pagar
Este aspecto concreto del gráfico se refiere al mundo exterior o a la sociedad en sentido amplio, ya que se refiere a lo que otro individuo considera que merece la pena pagar o “lo que el mercado puede tolerar”. Ser un apasionado de la poesía o un experto en escalada no se traduce automáticamente en cobrar por ello.
Descubrir una razón para existir en este mundo es realmente uno de los imperativos humanos más esenciales. Sin embargo, todos comprendemos el reto que supone desentrañar lo que realmente queremos en la vida.
El concepto japonés de ikigai podría ser beneficioso para lograrlo.Aunque no existe una traducción definitiva del término, ikigai puede entenderse como una razón para existir o lo que hace que merezca la pena vivir. Nuestro ikigai se encuentra en la intersección entre nuestras pasiones y talentos y lo que otros necesitan y están dispuestos a pagar por ello.
Descubrir el propio ikigai no sólo aporta más sentido y propósito, sino que también promueve mejoras en la salud física y el bienestar mental.
Explorar este concepto también puede ser muy valioso en tiempos difíciles, ya que ofrece una perspectiva y una dirección muy necesarias.