Estudios psicológicos han revelado que las personas tienden a pasar por alto las falacias lógicas de un argumento si la conclusión coincide con sus creencias. Sin embargo, se vuelven más exigentes y se centran en el más mínimo fallo del argumento cuando se les presentan pruebas contradictorias. Este fenómeno se denomina “razonamiento motivado”.
Incluso si recibimos una educación de primera, es posible que no seamos inmunes a estos efectos.Los profesionales licenciados, por ejemplo, tienden a sobrestimar su dominio de su campo: aunque pueden recordar el contenido general, los detalles específicos se les han escapado de la memoria. Esto es porque los individuos suelen confundir su comprensión actual con su nivel máximo de conocimientos.
La falsa sensación de pericia puede llevar a los individuos a una mentalidad de “dogmatismo ganado”, por la que se sienten autorizados a mantener una mente cerrada al expresar opiniones políticas.
No es sorprendente que las conversaciones políticas puedan dejarnos con la sensación angustiante de no poder hacer que el otro vea nuestro posicionamiento. Afortunadamente, la investigación psicológica contemporánea también proporciona técnicas basadas en pruebas para lograr discusiones más productivas.
- Preguntar “¿cómo?” en lugar de “¿por qué?”
Pedir información adicional puede ser una técnica sencilla pero fundamental para desinflar el argumento de alguien. Es necesario incitar a la “otra parte” a centrarse en el desarrollo paso a paso de algo. Revelar la superficialidad de los conocimientos del otro puede promover una actitud más moderada y humilde en nuestro interlocutor.
Por ejemplo, cuando te enfrentes a un negacionista del cambio climático, podrías pedirle una explicación precisa de cómo sus teorías alternativas explican el reciente aumento de las temperaturas.
- Llena sus lagunas de conocimiento con una historia convincente
Para refutar una falsedad concreta, como una teoría de la conspiración o una noticia falsa, es importante dar una explicación convincente y coherente que rellene las lagunas de conocimiento de la otra persona.
El poder persuasivo de las narrativas bien construidas significa que a menudo es útil profundizar en las fuentes de la desinformación para ayudar a las personas a comprender por qué se les ha engañado en primer lugar..
- Reformular la cuestión
Cuestionar un tema puede suponer el riesgo de desentrañar toda la visión del mundo de alguien, lo que le llevaría a un modo de razonar impulsado por las emociones.
Cada una de nuestras creencias está profundamente arraigada en una ideología política mucho más amplia y complejaLa negativa a reconocer la crisis climática está ahora inseparablemente unida a las creencias en el libre comercio, el capitalismo y los peligros de las normativas medioambientales.
Es poco probable que cambies toda la ideología política de alguien en una sola discusión, por lo que es mejor desentrañar la cuestión concreta de que se trate a partir de sus creencias más generales o explicar cómo los hechos pueden seguir encajando en su visión del mundo. Si te encuentras con un capitalista de libre mercado que niega el cambio climático, explícale cómo puede impactar el cambio climático a la producción y la generación de dinero.
- Apelar a una identidad alternativa
Si intentar replantear la cuestión resulta infructuoso, puede resultar más productivo apelar a otro aspecto de la identidad del individuo.
Puedes aumentar la probabilidad de lograr tus objetivos si entablas conversaciones amables y educadas. Esto también dejará una impresión más positiva en los observadores.
Al hablar de política, es habitual que nuestra lealtad a un partido o movimiento concreto se convierta en el aspecto más notable de nuestra identidad. Sin embargo, cuando se incita a los individuos a considerar sus valores no políticos antes de participar en un debate altamente partidista, suelen mostrar una mayor objetividad, ya que empiezan a ver los hechos sin el sesgo de su lente ideológica.
En una discusión acalorada, puedes intentar aprovecharlo ofreciendo elogios sutiles que apelen a la identidad de otra persona y a su conjunto de creencias.
El objetivo es ayudarles a darse cuenta de que modificar la postura sobre determinados temas no significa renunciar a aspectos clave de la propia identidad.
- Persuádale para que adopte una perspectiva externa
Para promover una mentalidad más distante y racional, pedir a tu interlocutor que visualice el argumento desde la perspectiva de alguien de un país extranjero resulta otra estrategia eficaz.
Si estás contemplando políticas con posibles consecuencias a largo plazo, una forma de avanzar podría ser pedir a las personas que imaginen la situación a través de los ojos de alguien en el futuro.
- Sea amable
Cuando se les trata con respeto y compasión, los individuos tienden a presentar argumentos más sólidos y están más dispuestos a reconocer las limitaciones de sus conocimientos y comprensión. Por el contrario, la agresión puede hacerles sentir que su identidad está amenazada, lo que puede dar lugar a una mentalidad cerrada.
Suponiendo que el objetivo de tu argumentación sea modificar opiniones en lugar de poner de relieve tu propia superioridad, es más probable que logres tus objetivos mediante una persuasión suave y amable, manteniendo el respeto por el individuo incluso cuando expongas algunas verdades duras.