En este artículo esbozaremos algunas pautas sencillas para distinguir entre los hábitos alimentarios sin sentido y un enfoque más consciente de la nutrición.

Para muchos de nosotros no es realista comer con tanta atención como durante un retiro o un curso de atención plena, sobre todo con las constantes distracciones de la familia, el trabajo y la vida cotidiana. Pero hay algunas pautas que podemos tener en cuenta al momento de nutrir nuestro cuerpo que no resultan imposibles de aplicar, y únicamente requieren un mínimo esfuerzo. 

Junto a nuestra colaboradora, María Stroman, te comentamos seis sencillas pautas a tener en cuenta para discernir entre la alimentación sin sentido y la consciente como un camino para volver a unir nuestros cuerpos y mentes. Y a su vez, para adoptar una práctica que aplicada en la rutina puede mejorar considerablemente nuestra calidad de vida y salud.  

  1.  Identifica lo que te quiere decir tu cuerpo

A menudo escuchamos primero a nuestra mente, pero al igual que ocurre con muchas prácticas de atención plena, podemos descubrir más sabiduría sintonizando primero con nuestro cuerpo. 

En lugar de confiar en las señales emocionales para dictar cuándo comemos, que pueden variar de una persona a otra, como el estrés, la tristeza, la frustración, la soledad o incluso el aburrimiento, podemos escuchar a nuestro cuerpo.

Con demasiada frecuencia, comemos basándonos en lo que nos dice nuestra mente en lugar de escuchar lo que necesita nuestro cuerpo. La verdadera alimentación consciente implica sintonizar atentamente con las señales de hambre de nuestro cuerpo.

  1. Deja que tu cuerpo se ponga al día con tu mente.

Optar por comer deprisa hasta sentirse saciado, en lugar de sintonizar con las señales del cuerpo y reducir la velocidad o parar cuando se está satisfecho, no es un hábito saludable.

Una de las mejores formas de permitir que nuestra mente y nuestro cuerpo nos comuniquen lo que realmente necesitamos para alimentarnos es bajar el ritmo. En realidad, la señal de saciedad del cuerpo se transmite unos 20 minutos después que la del cerebro, por eso a menudo comemos en exceso sin darnos cuenta.

Sin embargo, si vamos más despacio, damos tiempo a nuestro cuerpo para que se sincronice y escuche sus señales, conectando finalmente con el cerebro.

Una forma sencilla de ir más despacio es adoptar los modales como masticar cada bocado 25 veces (o más) y  bajar el tenedor entre bocado y bocado. 

  1. Piensa cómo diseñar una cocina consciente 

Mantener una cocina consciente implica organizar y mantener cuidadosamente el espacio de la cocina de modo que promueva hábitos alimentarios saludables y reuniones enriquecedoras.

No es necesario que planifiques meticulosamente todas las comidas, y es fundamental mantener la mente abierta, sobre todo en las ocasiones especiales. Recuerda que siempre puedes modificar tus hábitos alimentarios en distintas épocas del año y para distintos acontecimientos.

Planificar con antelación aumenta la probabilidad de que comas la cantidad adecuada que tu cuerpo necesita en ese momento, evitando que te saltes comidas y te des un capricho más tarde o que comas en exceso y te arrepientas después.

  1.  Comprende tus motivaciones

Optar por alimentos emocionalmente reconfortantes en vez de nutricionalmente sanos plantea otro equilibrio difícil, e idealmente podríamos descubrir alimentos nutritivos que también nos gratificaran y tranquilicen.

A medida que nos esforzamos más por consumir una gama diversa de alimentos nutritivos, nos sentimos menos inclinados a darnos el gusto de comer alimentos que nos den placer instantáneo, y estamos más deseosos de saborear opciones saludables.

  1. Considerar de dónde proceden los alimentos frente a pensar en ellos como un producto final.

Muchos de nosotros no tenemos en cuenta de dónde proceden realmente nuestros alimentos, más allá delo que leemos de su envase. Es una pena, en realidad, porque comer representa una oportunidad increíble para conectar más profundamente con el mundo natural, sus elementos y entre nosotros.

Mientras te sientas a consumir lo que sea que estés cenando, ten en cuenta el agua, la tierra y otras partes constituyentes que desempeñaron un papel en su formación. 

Puedes reflexionar sobre las tradiciones culturales que te han traído estos alimentos, las recetas que generosamente te han compartido tus amigos o las que te han traído de un lugar y una época lejanos para ser transmitidas en familia.

  1.  Atiende a tu plato

Intentar realizar varias tareas a la vez mientras comemos es una situación que nos evita  escuchar profundamente las necesidades y deseos de nuestro cuerpo.

A todos nos ha pasado alguna vez: ir al cine con una gran bolsa de pochoclos y descubrir que han desaparecido antes de que acabe la peli. 

Resulta difícil escuchar las señales del cuerpo sobre la comida y otras necesidades cuando estamos distraídos.

Durante tu próxima comida, esfuérzate por centrarte exclusivamente en comer sin pantallas ni molestias, mientras disfrutas de la camaradería y la conversación de aquellos con los que cenas.

¿Cómo te sentís cuando comes conscientemente? ¿Crees que aumentan tus niveles de felicidad y tranquilidad?