A row of young multi-ethnic students walking together in the park. Back view

La Psicología asegura que pasar tiempo en la naturaleza agiliza la cognición y mejora nuestra salud mental. 

A row of young multi-ethnic students walking together in the park. Back view

Este campo de estudio de la psiquis, suma pruebas de los puntos favorables de estar en contacto con el mundo natural.

La actualidad plantea un problema para el vínculo del humano con la naturaleza en las grandes ciudades: el promedio de las personas se encuentra frente a una pantalla más de 10 horas diarias. Por esto, a medida que aumenta nuestra dependencia de la tecnología, disminuye el tiempo que pasamos en entornos abiertos.

Según la ciencia, estar tiempo al aire libre aporta distintos beneficios, como los que mencionaremos a continuación: 

  1. Optimiza la concentración
  1. Reduce los niveles de estrés
  2. Mejora el estado de ánimo
  3. Disminuye el riesgo de trastornos psiquiátricos
  4. Fomenta la empatía y la cooperación.

La psicología sigue trabajando para ampliar nuestra comprensión sobre los beneficios de la naturaleza.  Y son cada vez más las pruebas que se recolectan que demuestran que una rutina en espacios verdes es ideal para el bienestar físico y psicológico de las personas. 

Por ejemplo, se comprobó que pasear al aire libre puede mejorar el estado de ánimo, incluso si solo se trata de salir a pasear a la plaza. 

Es esta conexión con el mundo natural el que contribuye a nuestra felicidad, aun cuando simplemente nos en una plaza de nuestra ciudad. 

Los beneficios cognitivos de la naturaleza

Pasar tiempo al aire libre puede aliviar la actividad cerebral sobrecargada de tareas e información.

Un estudio publicado por la Universidad de Chicago en el 2019 demostró que los espacios verdes cerca de las escuelas favorecen el desarrollo cognitivo en los niños

A su vez, un hogar con vista a un lugar natural, favorece el desarrollo de comportamientos de autocontrol en los jóvenes. 

Los resultados de esta investigación también demostraron que los adultos que vivían cerca de espacios verdes tenían un funcionamiento atencional superior a aquellos con menos acceso. 

Además, las personas que se vinculan cotidianamente con la naturaleza mejoran la flexibilidad cognitiva, el control atencional y la memoria de trabajo.  En cambio, las que se encuentran más expuestas a entornos urbanos son más propensas a sufrir déficits de atención. 

Otro efecto curativo de la naturaleza, es que ayuda a relajar el cerebro cansado. 

En Australia, unos investigadores solicitaron a sus estudiantes que efectúen una tarea aburrida y repetitiva: debían apretar una tecla cada vez que titilaban unos números en la pantalla. 

Los alumnos que, a la mitad de la tarea, observaron un espacio natural durante 40 segundos cometieron menos errores que aquellos que, durante el mismo tiempo,  solo podían mirar un techo de hormigón. 

Así mismo, los sonidos de la naturaleza pueden cumplir la misma función. En otros estudios, se les dio a los participantes que escucharan el canto de los grillos o las olas del mar. Quiénes estuvieron en contacto con esos sonidos, obtuvieron mejores resultados en pruebas cognitivas que los que escucharon sonidos urbanos como el tráfico. 

Los aspectos cognitivos no son los únicos beneficios. Las personas también se favorecen emocional y existencialmente.  

En Washington, se realizaron otros estudios que demuestran cómo el contacto con la naturaleza se asocia con aumentos en la felicidad, el bienestar subjetivo, el afecto positivo, las interacciones sociales positivas y un sentido de significado y propósito en la vida. Además, disminuye la angustia mental. 

Otras conclusiones interesantes al respecto son las derivadas de una pesquisa en Dinamarca. Aquí, los investigadores emplearon datos de satélite para medir el grado de exposición de las personas a los espacios verdes entre su nacimiento y los 10 años de edad. Luego, compararon con datos longitudinales sobre resultados individuales de salud mental.

Se examinaron a más de 900.000 residentes nacidos entre los años 1985 y 2003. 

Se descubrió que los niños que vivían en barrios con más zonas verdes tenían menos riesgo de padecer trastornos psiquiátricos como: depresión, trastornos del estado de ánimo, esquizofrenia, trastornos alimentarios y trastornos por consumo de sustancias.

En cambio, los que tenían una tasa de exposición menor durante la infancia aumentaban un 55% el riesgo de desarrollar enfermedades mentales. 

Cuánto tiempo debemos pasar al aire libre para mejorar nuestra salud mental

Se sugiere, con base en algunos experimentos, que al menos dos horas en la naturaleza puede aumentan considerablemente la salud y el bienestar.

Es importante destacar que estas son solo aproximaciones. Además del tiempo que uno pasa en la naturaleza, es valioso sentirnos conectados con el mundo natural también cuando estamos encerrados en un espacio y sentados en un escritorio. 

La geografía de nuestra ciudad o provincia nos puede invitar a realizar distintas actividades vinculadas a la naturaleza. Existen algunos lugares en los que la nieve permite esquiar, otras en las que se puede hacer deportes acuáticos, o zonas de montaña y sierras para hacer trekking, entre algunos posibles. 

Además, el aire libre puede ofrecer una extensa lista de oportunidades para ejecutar actividades físicas en las que no debamos hacer una inversión económica. Por ejemplo, María Stroman, quien práctica deportes en entornos naturales hace más de una década, nos recuerda que caminar y correr son actividades aeróbicas que solo requieren disciplina para ejecutarlas asiduamente. 

Stroman, también nos compartió cómo influyó la actividad física en espacios verdes en su vida cotidiana: disminuyendo el estrés, la ansiedad y aumentando la sensación de felicidad. 

¿Prácticas deportes al aire libre? ¿Qué aportan a tu vida? ¡Coméntanos!