La positividad tóxica implica suprimir, evitar o rechazar las emociones o experiencias negativas. Esto puede manifestarse como la negación de los propios sentimientos o la negación de los sentimientos de otra persona, insistiendo en el pensamiento positivo en su lugar.

Es altamente probable que dejar de lado las emociones difíciles, a veces, pueda ser de suma utilidad para las personas. Pero esta “omisión” o “negación” debe ser temporal. 

Si sostenemos esta conducta a largo plazo, esto puede ser perjudicial porque impiden que las personas procesen sus emociones y superen su angustia.

No existe nada malo con la positividad, el optimismo o la gratitud. Pero todo en su justa medida. 

Es importante subrayar lo que indica nuestra colaboradora María Stroman, cuando nos comenta que los profesionales de la salud consideran que la positividad tóxica es un patrón de comportamiento y no un diagnóstico o término psicológico oficial. 

¿Cuándo se vuelve tóxica la positividad?

Si alguien niega sistemáticamente tus emociones negativas y tú te sientes constantemente obligado a expresarte o a comportarte de un modo que no es auténtico, podría tratarse de un caso de positividad tóxica.

Puede ser difícil diferenciar entre positividad y positividad tóxica. Cuando un amigo dice “mira el lado bueno de las cosas”, puede que no pretenda desestimar tus sentimientos de angustia, aunque tú puedas interpretarlo así. 

La investigación sugiere que buscar el lado positivo puede ser ventajoso en circunstancias incontrolables, como el tipo de positividad que retrata la película “La vida es bella”, pero puede ser perjudicial cuando se trata de situaciones controlables.

Por ejemplo, fomentar el uso de la positividad forzada mientras se experimenta opresión racial puede provocar una disminución del nivel de bienestar general. Además, incitar a alguien a emplear una técnica de regulación emocional con la que no está familiarizado también puede tener efectos negativos sobre su bienestar.

¿Cuáles son los signos de positividad tóxica?

Las personas que exudan positividad y desprecian la negatividad suelen albergar objetivos nobles. Quizá crean que están dando ánimos y apoyo, o quizá no sepan qué decir durante una conversación difícil y, sin darse cuenta, digan algo incorrecto.

Esta actitud nunca es malintencionada, pero puede resultar improductiva y dañina .Las personas pueden tener la impresión de que no se tienen en cuenta sus sentimientos o de que la otra parte no comprende, no se preocupa o no empatiza con sus emociones. Esto podría impedirles ser abiertos y hablar de sus dificultades en el futuro.

Las relaciones surgen de la vulnerabilidad, la confianza y la autenticidad. Es vital ser capaz de reconocer y defender las experiencias emocionales de los demás.

¿Cómo puedo procesar las emociones difíciles?

Reconoce tus sentimientos; intenta explorarlos con curiosidad y aceptación en lugar de juzgarlos. 

También puede ser útil escribir un diario o comentar la experiencia con un amigo o familiar de confianza. Profundiza en la raíz de esos sentimientos y en su significado; buscar un sentido puede ayudar a las personas a aceptar las emociones difíciles y a desarrollar resiliencia. 

Piensa en cómo podrías modificar la situación. Mientras tanto, técnicas de afrontamiento como la atención plena y la respiración profunda resultar útiles. Si Es esencial buscar la ayuda de un profesional de la salud mental si es necesario.

Cómo ser positivo sin volverse tóxico

Un análisis reciente de comentarios realizados en Facebook sugiere la presencia de patrones lingüísticos específicos que podrían clasificarse como positividad tóxica. Es posible reconocer el impacto de la positividad tóxica, ajustar las expectativas y buscar una red social alternativa. Dedicando tiempo a considerar cómo se perciben las propias palabras y siendo auténticos, los individuos pueden reducir el uso de ese tipo de lenguaje.

Por ejemplo, responder a una petición de apoyo con una afirmación como “Tienes todo lo necesario para superarlo” suele hacer más mal que bien. 

Este tipo de lenguaje puede impedir que las personas acepten la realidad de su diagnóstico, por ejemplo en el caso de una persona con depresión.  Y, a su vez, puede mermar su capacidad para procesar los pensamientos y emociones negativas que conlleva el diagnóstico de una enfermedad.

Para evitar estas situaciones lo primero es ser conscientes de que hay mucha positividad tóxica en las redes sociales. Piensa antes de publicar. Antes de compartir un mensaje, comentario o respuesta, piense detenidamente en cómo se pueden percibir sus palabras y escríbalas como si la persona estuviera sentada frente a usted. Es mejor utilizar frases que empiecen por “lo siento”, como “siento/estoy triste/conmocionado porque…” al expresar sentimientos de compasión.

Sé consciente de los significados ocultos. Frases como “¡Aguanta!”, “Lo tienes todo, ¿por qué te quejas?!”, o “atraes lo que piensas”. Esto puede enviar una señal a la gente de que no te interesa lo que tienen que decir.

Sé auténtico. Una vez que empiezas a utilizar tus propias palabras (y no respuestas autosugeridas, por ejemplo), la comunicación con los demás en Internet se vuelve mucho más satisfactoria.

¿Cómo evito expresar positividad tóxica?

Para evitar la positividad tóxica, intenta identificar, aceptar y reformular las emociones negativas.En lugar de decir: “Piensa en positivo”, prueba con algo como: “Entiendo que tus emociones son válidas. ¿Cómo puedo ayudarte?”.

Si te encuentras frecuentemente con problemas en este ámbito, puede merecer la pena explorar este tema con un terapeuta. Por ejemplo, ¿sientes culpa o vergüenza ante determinadas emociones? ¿Evitas los conflictos a toda costa? Hacerte éstas y otras preguntas puede desenterrar los orígenes de estas tendencias y dotarte de las habilidades necesarias para modificarlas.